La historia reciente de la fotografía francesa está integrada, por supuesto, a la historia general del medio, con sus ápices y sus crisis. Pero tiene algunas características propias, relacionadas al arraigamiento antiguo de la fotografía en Francia, su país de nacimiento y, sobre todo, a la organización particular de la vida cultural francesa, estructurada por la actuación de los poderes públicos. El papel del Estado fue fundamental para el desarrollo de la enseñanza de la fotografía y su reconocimiento como parte integrante y central del arte contemporáneo. Cuando se habla de fotografía francesa, no se puede obviar el hecho de que Francia es la cuna de la fotografía y ha sido el lugar donde se generaron la mayoría de las vanguardias fotográficas de la historia. La importante cultura fotográfica del medio francés, hace que muchas de las tendencias, estilos y tipos de fotografía, se analicen en profundidad, en muchos casos desde visiones radicalmente distintas y sean, con frecuencia, fuertemente cuestionados. Al analizar por ejemplo la crisis de usos en el campo de la información, se observa al fotoperiodismo incorporando tres tendencias, el deseo de crear una nueva estética del testimonio cuyos fundamentos se basan en la fotografía histórica, o en la subjetividad y el auto-descubrimiento de las noticias, o basándose en el arte de la memoria. Los temas, en general, no difieren de los que se tratan regionalmente, pero existe una fuerte presencia del fotoreportaje y del fotoperiodismo. Muchos de los más importantes fotógrafos franceses contemporáneos y un buen número de los mejores fotógrafos emergentes, se dedican a ese tipo de fotografía. Entre los fotografos de la nueva generacion, estan Capucine Granier-Deferre, Cedric Delsaux, Edouard Elias, Guillaume Herbaut, Jerome Sessini, Julien Pebrel, Maia Flore, Pierre Terdjman y William Daniels.